La oración
¿Qué es la
oración?
Esquema
Básico
Ø Elevación. Toda oración implica un movimiento ascensional. El hombre
puede elevarse sobre sí, trasciende los niveles anteriores de la vida y se
sitúa –interrogante, gozoso, esperanzado- ante un misterio de gracia que puede
responderle.
En este gesto
el hombre a de negarse a sí mismo, conforme a la palabra radical del evangelio.
Negación supone aquí descentramiento: reconozco mi límite, renuncio a toda
forma de entender el mundo en la que deba actuar como absoluto. Sólo de ese
modo, cuando asumo mi propia finitud y admito mis limitaciones, puedo
trascenderme por encima de mí mismo. Por llevarme hacia ese plano, la oración
implica un gesto de renuncia creadora y puede presentarse como un lugar que
desconozco, poniéndome en las manos de aquel que me trasciende y que puedo
controlar con mis poderes. Por eso, la oración incluye un gesto de confianza.
Ø Pasividad. El orante es un hombre que aprende a escuchar,
ejercitándose en el más hondo silencio: se pone en gesto de quietud y aguarda.
De esa forma puede acoger la voz de Dios cuando se Dios le habla. El orante es
hombre que se deja amar: su pasividad consiste en permitir que Dios le vaya
transformando, enriqueciendo con su gracia.
Ø Encuentro. Orar es dialogar con Dios en clave de confianza: “tratar
de amor con aquel que sabemos nos ama”, decía teresa de Jesús. El trato se
vuelve así costumbre y la costumbre intimidad. Por eso, la oración es ejercicio
de presencia: Dios vive en el hombre, el hombre vive y se realiza en lo divino.
Toda mi
existencia está fundada en la experiencia gratuitamente necesaria de ese
encuentro. Soy persona en la medida en que otros hombres me han amado y
acogido, abriéndome el camino de la vida, de manera que yo pueda realizarme
como independiente, es decir, como yo mismo. Pues bien, situado ante el
misterio de Dios, me reconozco persona en la medida en que descubro que Dios me
ha dado el ser porque me ama; me hace ser independiente, me sitúa ante su
propia ley, me ofrece su asistencia.
Ø Recuperación. Parece, en un momento, que oración es olvidarse: dejar
todas las penas y cuidados de la tierra y quedar así traspuesto, en manos del
misterio. Pues bien, el verdadero orante es quien despierta para vivir sobre la
tierra, descubriendo y gozando de manera más profunda los valores de las cosas.
Aplicación
Ø plano del ver. Analizo mi propia oración, revisando con Citera detención sus
elementos, conforme al esquema propuesto.
Ø plano del juzgar. He de buscar las causas que motivan mi tipo de plegaría, sus
valores, sus defectos, sus problemas.
Ø plano del actuar. lo puedo concretar en un nivel de principio y de aplicaciones. A
nivel de principios, puedo programar mi vida de oración. a nivel de
aplicaciones practico los momentos de oración mostrados.