viernes, 4 de diciembre de 2015

¿Qué motivos descubrís para seguir a Jesús?



" La motivación es el facto dinámico direccional que activa y dirige el comportamiento humano hacia un objetivo preciso. Es energía cuidada, fuerza intencional, es lo que el sujeto quiere de verdad, aunque a veces sin pretenderlo e incluso en contraste con otros objetivos expresos y nobles. Cada uno debe tratar de captar la orientación general de su vida, de lo que quiere hacer, tal como brota de las distintas motivaciones que observa en la base de su ser y de su obrar".[1]
             
   Las motivaciones son razones claras y conscientes que una persona tiene para decidirse por una vocación y justificarla antes los demás. Por ejemplo, querer seguir al Señor, desear ser apóstol para evangelizar y servir a los hermanos, comprometerse en una opción preferencial por los pobres, querer dar la vida por el reino. Los motivos son fácilmente comunicables. Ellos son signos vocacionales válidos cuando la persona percibe, sin duda razonable, que el tipo de vida que quiere elegir es el mejor para ella y por razones sobrenaturales. Aclarando:
1.       Sin duda: No existe un fundamento positivo para tener miedo a seguir  la vocación deseada, al contrario, tiene motivos y justificaciones para eso.
2.       Preferible: No sería el único tipo de vida a ser asumido, pero para la persona es el mejor.
3.       Razones:
a.  Naturales (egocéntricas): están dirigidas al bien de la persona. Buscar en primer lugar la propia realización. Si esas prevalecen, la vocación no trae la transparencia del llamado de Dios, necesita ser discernida y purificada.
b. Sobrenaturales (oblativas): dirigidas hacia fuera, hacía el bien de los otros. Buscar principalmente la salvación, la liberación, y la realización de los otros a través del servicio. En la oblatividad  aparece el signo de Dios.

                ¿Qué motivaciones están en la base de tus decisiones? Esa es la pregunta que tenemos que hacernos constantemente. Porque existen también razones más complejas donde los motivos conscientes y juicios de valor de la persona se mezclan con sus necesidades inconscientes, y juntos, llevan a una decisión. Son fuerzas internas que emergen, regula, sustentan muestras acciones más importantes. Son las causas más profundas del comportamiento humano. Puede explicar mejor los propios motivos de la decisión.
                Tanto el acompañante como el acompañado, deben prestar mucha atención a esta área por tratarse de la más importante en el discernimiento, ya que son las motivaciones las que afirman o condicionan una opción. Es también una de las áreas más difíciles, porque cuando las motivaciones se enraízan en el inconsciente, no dejan  hacer un conocimiento y una evaluación más directos.


Motivaciones oblativas, maduras, válidas

                Son aquellas que brotan de un clima de libertad, se integran en un desarrollo equilibrado de la personalidad y están efectivamente ligadas a la esencia de la vocación. Por ejemplo, la donación gratuita y total al servicio de los hermanos y al reino hecha con alegría.
·         El equilibrio de una persona capaz de motivaciones oblativas se manifiesta por la capacidad de integrar los gustos (intereses), conveniencias (provechos), aptitudes, valores y necesidades positivas, con el servicio a los otros, en un conjunto armónico y plenificante.
·         El clima de libertad vivido en la decisión, la veracidad de los motivos probada en el testimonio existencial, la transparencia consigo y con los otros, el autoconocimiento y la alegría profunda y duradera, indican una personalidad madura e integrada, capaz de motivaciones oblativas, auténticas y válidas que dan consistencia y seguridad a la vocación.
·         El motivo y la motivación suprema y central de una vocación cristiana, consiste en descubrir u asumir por elección personal, incondicional y amorosa, al Señor, entregándose a Él con voluntad firme y capacidad de sacrificar todo lo demás para vivir este amor personal.
Motivaciones egocéntricas conscientes
                Son aquellas que se apoyan en necesidades reales y personales del vocacionado. Por ejemplo: gusto por el estudio, por la soledad, por el orden, por el liderazgo...A veces hay motivaciones donde tienen primacía los aspectos emocionales: euforia, exaltación, idealismo irreal, etc. Todas estas motivaciones son insuficientes para justificar la vocación, pero no están necesariamente en contra ella.
·         Cuando las motivaciones egocéntricas son positivas, o sea que van en la misma dirección que las motivaciones maduras, por ejemplo, el deseo de liderar, la satisfacción por servir, por estudiar, etc., es preciso evitar que predominen  en la elección y se han de integrar con las motivaciones profundas.
·         Cuando son negativas, o sea, disonantes en relación con las motivaciones maduras, es preciso analizarlas y transformarlas en fuente de potencialidades positivas. Por ejemplo: el miedo a casarse o a tomar una responsabilidad más exigente, dificultad de enfrentar los desafíos de la vida...

Motivaciones egocéntricas inconscientes

                Son aquellas que tienen relación y dependen de necesidades profundas. Pueden evocar comportamiento de naturaleza compulsiva, por ejemplo actitudes de autodefensa, agresión, dominio, inferioridad, etc. no dependen de la voluntad y disminuyen el grado de libertad y de responsabilidad de la persona, pues  esta se desconoce.
                Motivaciones inconscientes, pueden también influenciar a una persona en busca de una seguridad personal débil o inexistente, porque así se encuentra adaptada en su ambiente o en la sociedad.
·         De este contexto existencial pueden brotar  vocaciones falsas o que no tienen una consistencia suficiente, por ejemplo: vocaciones que van buscando refugio, valoración, ventajas materiales, seguridad, una familia, la vocación como deber, como garantía de salvación, como miedo a la sexualidad, como huída del mundo. También muchas personas que optan por una vocación matrimonial, sacerdotal, religiosa, están condicionadas en su elección por algunas de estas motivaciones.
        Otros mecanismos inconscientes que pueden contribuir para una vocación no auténtica son: la identificación, la oposición, la compensación de inferioridad, sentimientos de angustia, etc.




[1] Amadeo Cencini, Los sentimientos del Hijo, pg. 20.